sábado, 6 de julio de 2013

A casa

Mañana nos vamos de vacaciones a casa. Como "a casa" se entiende a España porque, por mucho que lleve viviendo en Austria, sigo con complejo de E.T. y la frase " mi casa" siempre la usaré para el sitio donde nací. 

Así que ahora mismo estoy liada con las maletas porque yo soy de las que todo lo deja para el último minuto. Y ya estoy poniéndome nerviosa. Nerviosa por el viaje en sí, nerviosa por no olvidar nada, nerviosa por el mes que tenemos por delante. 

Porque a horas de encontrarme con mi familia siempre me asaltan los nervios y el miedo de que la cosa no vaya bien. A ver. Sé que me lo voy a pasar genial, que vamos a ver a mucha gente a la quiero, que Plastilina va a ser la reina de la casa, que no voy a tener que cocinar en un mes, que voy a comer divinamente...pero también me pongo a pensar en cómo voy a hacer para que Plastilina pase de comer a las 11:30 a comer a las 14:00. De irse a la cama en un piso silencioso a las 20:00 a dormirse en una casa con las puertas abiertas donde entra y sale todo el mundo gritando hasta que es medianoche. 

Me pongo a pensar en la de veces que voy a oir que Plastilina no lleva pendientes. En la de veces que mi madre me dirá que lleve a la niña más guapa (es decir, con vestidos de tablitas, lazos, braguitas de volantes, merceditas, etc). Sudo de pensar en el calor que vamos a pasar y en los mosquitos que nos comerán vivos. Por mi mente pasan todas esas chicas monas, vestidas a la última, con complementos de la cabeza a los pies mientras yo voy con lo primero que me he puesto (y con los 15kilos que me permite cierta línea aérea) y que es de otra temporada. 

Sé que cuando lleve allí un par de días me dará la pena de pensar que debería estar dando botes de alegría de poder estar "en casa" y no pensando que la próxima vez voy menos días. Tendré el sentimiento de culpa de echar de menos mi piso en Austria y a mis amigos. 

Pero, sobre todo sé que al final, cuando el avión despegue de "mi casa" los ojos se me llenarán de lágrimas y estaré deseando que pase rápido el tiempo para que llegue Navidad y poder volver.

lunes, 1 de julio de 2013

Pataletas

Ya han llegado: las temidas pataletas. Pensé que me iba a librar de esa famosa fase en la que los niños se vuelven locos sin razon aparente. Pues no, mi hija también se transforma cual niña del exhorcista en un monstruo chillón, irracional, violento y, sobre todo, cojonero. 

Por ahora sólo le ha dado tres de esos ataques. El primero fue en plena calle y con mi madre de testigo. Plastilina acabó en el suelo pataleando, llena de mocos, sucia...y yo con una mezcla de rabia, impotencia, vergüenza...

De eso fue hace ya tres semanas y desde entonces nada. Así que pensé que sería un episodio aislado. Pero es que este fin de semana le ha pasado dos veces: una el sábado y otra el domingo. La de ayer ya fue tan ridícula que hasta me dio por reirme. Porque ahí estaba esa criatura con una fuerza propia del Hulk, llorando por no sé qué,  llena de mocos. Yo le limpié la nariz y de pronto enloqueció aún más y me dijo que los mocos eran suyos y que los quería. Se agarró el pañuelo e intentó ponérselos otra vez.

En fin, a ver qué nos espera hoy porque esto tiene pinta de ser sólo el principio.