jueves, 31 de enero de 2013

Las dos ganamos

Aunque aún sigo de baja maternal decidí que ya era hora de que Plastilina fuera a la guarde. Aquí parece que no está muy bien visto llevar a los niños si la madre no trabaja y, según ya me han dicho varias veces, donde mejor están es con su mamá. Sí, eso no lo dudo: como una madre no hay nada. Pero, cuando el niño no tiene hermanos ni primos, cuando no tiene vecinos con los que jugar, cuando en el parque los otros no están por la labor de hacer amigos entonces pasa que tu hijo está pegado como una lapa a tus faldas y que ante un extraño pone ojos de miedo. 

Casi cada día suelo salir con Plastilina. Ya sea a comprar, a dar un paseo, al parque, etc. Intento que, al menos una vez a la semana, quedemos con alguna de las amigas que también tienen niños y así los peques puedan jugar. Pero eso no es suficiente. Así que, resbalándome los comentarios de algunos, busqué una guardería privada (al estar de baja no tengo derecho a una pública) y allí que está yendo Plastilina. 

Al principio echó alguna que otra lagrimilla (sobre todo cuando me iba) pero le duró dos días y sólo en una ocasión me dijeron que se había pasado todo el rato llorando (todo el rato fueron dos horas). Ahora se queda que da gusto, toma su bolsita, entra en clase, saluda y ni se vuelve para decirme adiós. Cuando voy a por ella viene sonriendo y echa una siesta en casa que da gusto. Yo tengo tiempo para hacer cosas tranquilamente para que, cuando ella esté en casa, pueda dedicarle toda mi atención. Ella está feliz y yo también. 


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