martes, 19 de marzo de 2013

Día del padre

Hoy los blogs de mamás se llenan de entradas sobre papás y yo, como no podía ser menos, también quiero dedicar unas líneas a este tema. 

En mi casa el día del padre ha sido muy importante. Primero porque, haciendo cuentas, tenemos siete en la familia. Y segundo porque el nombre de José está tres veces presentes, incluyendo a mi padre.
El siempre ha sido el homenajeado, más que el día del padre era el día del patriarca. Porque, sí, se felicitaban a los demás pero como algo circunstancial. Lo que de verdad se celebraba, y por todo lo alto, era el día del "Papi".

Hace ya unos cuantos años que nos dejó y este día ha pasado a ser uno un poco triste. Nos acordamos mucho de él, de las comilonas en el patio o comiendo pescaíto en la playa. Es cierto que cada día le echo de menos pero hoy más aún. 

Desde que Plastilina llegó esta fecha vuelve a ser especial, vuelve a llenarse de celebración, de alegría...aún no hacemos manualidades para Chico, ni regalos, ni grandes comidas pero ya llegarán. Iré llenando su cabecita de buenos recuerdos como los que yo tengo. 

Ella además tendrá la suerte de poder hacerlo dos veces al año. Sí, sí, dos veces. Una en marzo, como en España, y otra en junio como en Austria. ¿No somos una familia bicultural? Pues tendremos "bifiestas de guardar". Por supuesto yo también que, gracias al calendario, el día de la madre tampoco coincide en los dos países. 

lunes, 18 de marzo de 2013

Reto 150 palabras: Educación, caracol y violeta

Un día de mucho viento Ramón el caracol volvía a casa intentando que su sombrero no saliera volando por los aires. Decidió hacer una pausa detrás de una roca. Cuando encontró refugio y mientras esperaba a que pasara el vendabal oyó un grito. Asomó uno de sus largos ojos y vio que se trataba de Violeta, la seta. La pobre estaba casi arrancada del suelo y luchaba por mantenerse de pie. Ramón, que era un caballero de muy buena educación, no se lo pensó dos veces y salió en su ayuda. 
Apoyó su redonda y firme casa en Violeta y lenta pero firmemente empujó hasta que consiguió enderezar a la pobre. 
Juntos esperaron hasta que el viento pasó. Violeta estaba tan agradecida que le regaló a Ramón uno de sus lunares violetas para que él pudiera adornar la fachada de su casa.





150 palabras es una entrega dominical, creada por Marta, (DiarioDeAlgoEspecial) de una microhistoria o microrrelato, con la que podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad, y enfocada a los niños. Te daré tres palabras de inicio, y habrá que crear un cuento. ¡de 150 palabras!
Después no te olvides de enlazar con el link aquí debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar.
Para conocer cómo nació esta idea de 150 palabras y las reglas, puedes hacer click aquí.
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viernes, 15 de marzo de 2013

Grupos de juego

Algo que se estila mucho en este país es el "grupo de juegos". Consiste en un grupo de mamás con sus bebés que se reúnen para que sus crías jueguen, canten, hagan amigos, tomen la merienda juntos...Esto no se hace así como así sino que se necesita a una monitora especializada en un centro especializado. Ah, y un precio especializado.

Los grupos los hay para todas la edades y de todas las temáticas posibles: música, ritmo, manualidades, gimnasia, etc. Casi todas las madres que conozco van o han ido a uno. Al principio me resistía a ir porque pensaba que para que Plastilina jugara con otros niños ya estaba el parque. Pero claro, cuando vi que aquí eso de interactuar en el parque no se lleva...pues no me quedó otra que intentar hacer nuesvas amiguitas en un grupo de estos.

A ver. Yo entiendo que a ciertas edades nuestras criaturas son más de jugar cada una con su pala o cada una en su columpio. Pero también he visto muchas veces (casi siempre en parques de España, no aquí). cómo las mamás animan a sus hijos a que hablen con otros, a que presten, a que pidan perdón, etc. Al final, las madres acaban hablando entre ellas y los niños acaban jugando entre ellos.

Yo cuando empecé a ir al parque aquí venía con mi chip español. Yo y Plastilina, porque ella se pasaba todo el rato diciendo "hola" a cualquiera que estuviera a menos de 5 metros a la redonda. Así que yo iba por las tardes, muy ilusionada, con la taleguilla de la merienda y la bolsita con las palas para el arenero. Pensaba que podría relajarme un poco, sentarme tranquilamente, ver como Plastilina conocía a otros niños y yo, de paso, hacía amigas nuevas.

Pues no. A las dos veces de ir ya se me hizo muy evidente que las cosas no funcionan así, que por mucho que intentara sobornar con una superpala roja a un niño o por mucho que le dijera a una mama que "vaya ojos tan bonitos que tiene tu hijo" al final acabábamos todo el rato Plastilina y yo jugando en un rincón del arenero.

Varios meses y muchas tardes de parque han pasado ya y, aunque soy positiva y lo sigo intentando, en todo este tiempo la cosa ha seguido igual. Así que he decidido apuntarme a uno de esos dichosos grupos para ver si, pagando, las demás madres se animan a incluirnos en su club de amistades.



martes, 12 de marzo de 2013

Aprendiendo signos

Siempre me ha apasionado el lenguaje de signos. De pequeña recuerdo que jugaba a que era sorda y tenía que comunicarme con las manos. Además había aprendido de mis hermanos a deletrear usando el alfabeto signado y me pasaba ratos "escribiendo" con los dedos. En la escuela incluso usé esta habilidad para comunicarme con mis amigas en los exámenes y darnos las respuestas.

Cuando me quedé embarazada de Plastilina y mis horas de lectura eran dedicadas a temas de la matenidad (lactancia, alimentación, poblemas del sueño, etc) cayó en mis manos un artículo sobre bebés y lengua de signos. Me pareció tan interesante poder darle la oportunidad a mi hija de comunicarse conmigo antes de que pudiera hablar que me decidí a enseñarle cuando naciera.

Y así hice. Cuando Plastilina cumplió los seis meses y empezó con la alimentación complementaria comencé con mi proyecto. La primera palabra que le enseñé fue "todo" que servía para indicarme que ya no quería comer más. Al principio pensé que no iba a funcionar pero lo captó muy rápido y a las tres semanas lo hizo. Fue algo extraordinario! Después incluso empezó a usar "todo" en otras situaciones: cuando quería que acabase de vestirla, cuando el cuento había terminado, cuando ya no había más pan...

A este signo le siguieron otros y a día de hoy sabe decir: todo, baño, dormir, paseo, música, comer, beber, pájaro, mono, elefante, jirafa, gusanitos (de los que se comen) y caliente. Además de que ha sido un proceso de aprendizaje muy divertido para las dos ha sido, sobre todo, útil. Plastilina ha podido comunicarse conmigo de una manera muy clara desde los seis, siete meses. Ha podido decirme claramente qué quería o qué no sin tener que estar jugando a las adivinanzas.

Algunas amigas me decían que así tardaría más en hablar pero no ha sido el caso. Con casi veinte meses tiene un vocabulario (en alemán, español y lengua de signos) de unas 40 palabras. Además de pasarse casi todo el día repitiendo palabras de las que decimos.

Ahora ya casi no le enseño signos nuevos porque ya está hablando y quiero reforzarle la lengua oral pero seguimos usando los que ya sabemos. Es algo de verdad que os recomiendo, necesita tiempo y constancia pero es muy gratificante.