martes, 12 de noviembre de 2013

Novedades

Pensaba que era cierto eso que cuentan de que, como con el primer hijo todo es novedad, se está más atento a los detalles, se hacen más fotos, se lee más sobre el asunto, se hacen más controles y se escriben más entradas en el blog. 

Y digo que pensaba porque me he dado cuenta de que es un poco verdad. Cuando me quedé embarazada de Plastilina me faltó tiempo para abrime esta cuenta de blogger y para empezar a documentar todo el proceso. 

Sin embargo, he esperado casi seis meses para escribir... que vuelvo a estar embaraza! A este ritmo doy la noticia directamente del parto. Y es que no es por falta de ilusión, para nada, si no más bien por falta de tiempo y de energía. 

Cuando Plastilina crecía en mi vientre trabajaba pocas horas a la semana y no tenía que ocuparme de nadie más que de mí misma y de mi barriga. Ahora tengo un trabajo nuevo a jornada completa y una nena de dos años que es pura energía y que necesita atención y cuidados. Las horas de tumbarse en el sofá a la bartola o de navegar en internet han pasado a la historia. 

Así que han ido pasando las semanas, los meses y de este tiempo de gestación no hay nada escrito para la posteridad. Nunca es tarde, no? Pues por eso me he dicho " de hoy no pasa" y aquí estoy.

Como ya he dicho arriba la ilusión en esta nueva vida no es poca. La hemos buscado aunque la decisión no ha sido fácil. Por mi parte tenía claro que quería otro hijo porque tener una hija única me daba pena. Yo, que vengo de una familia numerosa, no quería que Plastilina se perdiera cosas como pelearse con un hermano, compartir secretos, ser acusica y chivata, establecer alianzas y pactos de silencio contra Chico y contra mí...pero era la única que lo veía así. Chico, curiosamente también de familia numerosa, pensaba que una era suficiente, que ya era demasiado trabajo criar a una criatura como para tener otra. 

Cuando planteábamos el tema parecía que él sólo veía lo malo: las pocas horas de sueño, lo duro de educar y criar, los gastos, el poco tiempo que tenemos, lo agotador que puede ser una niña...No veía las risas que nos regala Plastilina, lo divertida y bonita que es, lo bien que suele portarse. De esta forma él parecía el fiscal y yo la defensa, cada uno en un bando. 

Después de un tiempo así decidí abandonar el tema y dejarle tiempo. Sé que cuanto más se le presiona más se encabezona. Además, quería que quisiera tener otro hijo, no quería convencerle sino que saliera de él el deseo de agrandar la familia. Y así fue. Un día me dijo que sí y, en marzo, nacerá nuestra segunda hija.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Vuelta a la "ex-normalidad"


Cuando tu vida cambia de forma tan radical pierdes la noción de lo que antes solía ser normal. Para mí, lo normal era trabajar, salir, dormir, vaguear, cultivar las aficiones, quedar con amigos, etc. Pero llegó Plastilina con la baja maternal y, de toda esta lista, algunas cosas pasaron no a un segundo plano sino, al menos, a un vigésimo sexto plano. Mi nueva fase incluía: dormir poco, salir a comprar y al parque, quedar con otras mamás, hablar de bebés y...poco más. 

Ahora volvemos, teoréticamente, a mi vida anterior. Ya no hay baja maternal sino alta laboral. La cosa es que no hemos vuelto a lo de antes porque, si bien antes trabajaba, no tenía que cuidar paralelamente a una hija de 2 años. Así que ahora estoy en un proceso de reestructuración. Necesito reorganizarme y mentalizarme de que ya no estamos ni en una ni en otra fase sino en una cosa híbrida, mezcla de mujer-trabajadora y madre-mujer-de-su-hogar.

Cómo lo llevo hasta ahora? Pues, sorprendentemente no tan mal como me lo esperaba. A ver, estoy agotada por tener que perder más de dos horas en ir y venir del trabajo. Me cansa ir al parque casi todas las tardes porque Plastilina necesita jugar al aire libre. Intento encontrar tiempo para preparar cosas para el trabajo y a la vez ocuparme de la casa.

Pero, lo bueno es que...he tenido mucha suerte y mi trabajo me encanta; Chico lleva y recoge a Plastilina de la guardería casi siempre; tengo menos sentimiento de culpa de los que me esperaba por dejar tanto rato a Plastilina en la guarde; no soy una obsesionada con el orden con lo cual, el hecho de que mi piso parezca una leonera no me altera tanto; me estoy organizando muy bien con el tema de las comidas y ahorro tiempo en cocinar; y...estoy muy contenta de pasar tiempo entre adultos con los que hablo de temas nada relacionados con pañales, alimentación, educación, rabietas, etc.

Así que, si bien no todo es perfecto, estoy muy contenta con como está llendo todo. Eso sí, espero ajustarme al ritmo pronto para dejar de caer rendida en la cama antes de las 9.

sábado, 6 de julio de 2013

A casa

Mañana nos vamos de vacaciones a casa. Como "a casa" se entiende a España porque, por mucho que lleve viviendo en Austria, sigo con complejo de E.T. y la frase " mi casa" siempre la usaré para el sitio donde nací. 

Así que ahora mismo estoy liada con las maletas porque yo soy de las que todo lo deja para el último minuto. Y ya estoy poniéndome nerviosa. Nerviosa por el viaje en sí, nerviosa por no olvidar nada, nerviosa por el mes que tenemos por delante. 

Porque a horas de encontrarme con mi familia siempre me asaltan los nervios y el miedo de que la cosa no vaya bien. A ver. Sé que me lo voy a pasar genial, que vamos a ver a mucha gente a la quiero, que Plastilina va a ser la reina de la casa, que no voy a tener que cocinar en un mes, que voy a comer divinamente...pero también me pongo a pensar en cómo voy a hacer para que Plastilina pase de comer a las 11:30 a comer a las 14:00. De irse a la cama en un piso silencioso a las 20:00 a dormirse en una casa con las puertas abiertas donde entra y sale todo el mundo gritando hasta que es medianoche. 

Me pongo a pensar en la de veces que voy a oir que Plastilina no lleva pendientes. En la de veces que mi madre me dirá que lleve a la niña más guapa (es decir, con vestidos de tablitas, lazos, braguitas de volantes, merceditas, etc). Sudo de pensar en el calor que vamos a pasar y en los mosquitos que nos comerán vivos. Por mi mente pasan todas esas chicas monas, vestidas a la última, con complementos de la cabeza a los pies mientras yo voy con lo primero que me he puesto (y con los 15kilos que me permite cierta línea aérea) y que es de otra temporada. 

Sé que cuando lleve allí un par de días me dará la pena de pensar que debería estar dando botes de alegría de poder estar "en casa" y no pensando que la próxima vez voy menos días. Tendré el sentimiento de culpa de echar de menos mi piso en Austria y a mis amigos. 

Pero, sobre todo sé que al final, cuando el avión despegue de "mi casa" los ojos se me llenarán de lágrimas y estaré deseando que pase rápido el tiempo para que llegue Navidad y poder volver.

lunes, 1 de julio de 2013

Pataletas

Ya han llegado: las temidas pataletas. Pensé que me iba a librar de esa famosa fase en la que los niños se vuelven locos sin razon aparente. Pues no, mi hija también se transforma cual niña del exhorcista en un monstruo chillón, irracional, violento y, sobre todo, cojonero. 

Por ahora sólo le ha dado tres de esos ataques. El primero fue en plena calle y con mi madre de testigo. Plastilina acabó en el suelo pataleando, llena de mocos, sucia...y yo con una mezcla de rabia, impotencia, vergüenza...

De eso fue hace ya tres semanas y desde entonces nada. Así que pensé que sería un episodio aislado. Pero es que este fin de semana le ha pasado dos veces: una el sábado y otra el domingo. La de ayer ya fue tan ridícula que hasta me dio por reirme. Porque ahí estaba esa criatura con una fuerza propia del Hulk, llorando por no sé qué,  llena de mocos. Yo le limpié la nariz y de pronto enloqueció aún más y me dijo que los mocos eran suyos y que los quería. Se agarró el pañuelo e intentó ponérselos otra vez.

En fin, a ver qué nos espera hoy porque esto tiene pinta de ser sólo el principio.

viernes, 28 de junio de 2013

Examen de lenguaje

No sé cómo funciona en otros países pero en Austria hay una cosa llamada "Mutterkindpass", algo así que como "Pasaporte Madre-Hijo". En él se anota todo, desde el embarazo, pasando por el parto, hasta el desarrollo del niño hasta (creo) los 3 años. Es obligatorio pasar todos los controles médicos para poder recibir una ayuda económica del estado.

Este mes nos tocaba el control de los 24 meses así que allá que fuimos. Cuando la secretaria me dió una formulario para rellenar sobre el lenguaje de Plastilina me quedé un poco sorprendida porque no sabía que había algo así. Bueno, miento, lo había oído pero pensé que se hacía más tarde.

El caso es que me senté en la consulta a rellenarlo. Las preguntas eran del tipo qué idiomas habla su hijo en casa, cuál habla mejor, con qué edad decía ya 5 palabras, cuál es la frase más larga que dice y, por último, una lista de palabras que había que marcar en caso de que el niño sea capaz de decirlas. 

En principio algo fácil, ¿no? Pues no. No porque no sé bien si Plastilina habla mejor alemán o español. Creo que está bastante igualado pero no sé, por ejemplo, cómo habla cuando está en la guardería y todos hablan alemán. Tampoco recordaba bien cuándo llegó a decir 5 palabras. Como ya conté, empecé a enseñarle lengua de signos y esto lo aprendió pronto pero, ¿cuenta eso como "hablar"?. 
Después, la lista de palabras. Sí, algunas estoy segura de que las dice pero otras...en español, por lo menos, no se las he oído decir, ¿las dirá en alemán? Su padre estaba trabajando así que no podía preguntarle.

Al final lo rellené como pude pero sin agobiarme tampoco porque yo veo que Plastilina habla normal. Digamos que es del montón: ni tiene un lenguaje que tira para atrás del nivelazo ni tampoco chapurrea. Una cosa bastante normal. 

Dentro de la consulta el médico me preguntó si la lista de palabras tenía en cuenta una lengua o las dos y le dije que ambas. Bien, eso estaba muy bien, lo había hecho correcto. Menos mal! Había pensado que se me iba a poner en plan " Sólo en alemán" y ya casi que me había preparado un discurso sobre el bilingualimo, la multiculturalidad y todo eso. Pues no, todo bien. 

La segunda parte del examen era mostrar unas láminas a Plastilina con dibujos y pedirle que señalara uno en concreto. Algo así como "¿Dónde está la vaca?".  El médico me dijo que se las podía decir también en español si quería. Así que ahí está mi hija, escuchando en estéreo dos versiones de los mismo y contestando sin fallar. Increíble. Algunas palabras, sinceramente, pensé que no las iba a saber. 

La prueba fue superada sin problemas. El lenguaje de Plastilina está bien y dentro de un desarrollo normal. 
Y yo no dejo de maravillarme de ese milagro que es el cerebro y de todo el potencial que tiene.

martes, 25 de junio de 2013

Crónica de un disgusto anunciado

He esperado más de una semana para escribir la historia que sigue a continuación. Lo he hecho porque tenía tal cúmulo de emociones que necesitaba serenarme, tranquilizarme, calmarme y todo eso para evitar no decir barbaridades. 

Hace ya como unos 15 quince días Plastilina amaneció con unas legañas amarillas en los ojos. Se los limpié bien y nada. Al día siguiente, era un miércoles, seguía teniéndolas además de un poco de hinchazón en el ojo, algo así como un orzuelo. 

Como eso ya no pintaba bien la llevé al pediatra. Mi pediatra, tiene superpoderes porque, una vez.  con sólo ver a Plastilina a unos 3 metros de distancia y por espacio de un milisegundo diagnosticó una posible dermatitis atópica. Sus superpoderes ven a través de los leotardos porque, tiempo después, supo que esa piel seca (la posible dermatitis nunca más fue nombrada) era producto del clima. Sus superpoderes llegan tan lejos que, el otro día, con sólo mirarla dos milisegundos (démosle un milisegundo de confianza) supo que tenía una infección. 

Soltado así el diagnóstico se dió media vuelta, fue al ordenador, empezó a teclear y me dijo que le lavara el ojo con agua y con manzanilla y, que si se ponía peor le diere antibióticos. A continuación pasó a darme cita para la vacuna de las garrapatas (un día contaré esto). 

Bueno, pues allá que me fui a mi casa jurando y perjurando que esa había sido la última oportunidad que le daba y que ya lo iba a despedir como pediatra de Plastilina.

Al día siguiente, cuando nos despertamos, el ojo de mi nena era una bola enorme y roja. Su precioso ojito estaba totalmente cerrado a causa de la hinchazón. El susto que me di fue tremendo y tardé sólo unos minutos en vestirme, recoger mis cosas y llevármela al hospital.

En urgencias éramos las primeras pacientes pero tardaron un poco en atendernos. Se ve que era cambio de guardia y el médico no llegaba. Una vez en consulta comenzó el mal rato tanto de Plastilina como el mío. A ver, yo entiendo que hay que hacer pruebas, tomar la temperatura, verle los oídos, la garganta y todo eso pero no sé por qué no saben ser más pacientes y comprensivos con una niña pequeña. Fueron muy amables y profesionales pero si me hubieran dejado más tiempo seguro que consigo que Plastilina colabore sin necesidad de usar la fuerza. Ella siempre se porta bien en las consultas y hace lo que le digo pero claro, si la cosa empieza mal se pone a llorar y hay que volver a calmarla.

El caso es que con ella en mis brazos, llorando aterrorizada, me dicen que la van a ingresar porque la infección es seria y necesita tratamiento urgente. Y, claro, a mí se me saltaron las lágrimas. Era la primera vez que mi niña pasaba una noche en el hospital (claro, si no contamos cuando nació). 

Para mejorar la cosa tengo que aclarar que Chico no estaba porque esa misma mañana se había ido de viaje de trabajo y no regresaba hasta el lunes siguiente. Así que estar allí sóla, sin mi pareja, sin mi familia, me afectó bastante y, una vez en la habitación, me puse a llorar. 

Como no iba preparada para quedarme en el hospital pensé en quién podía llamar para que se quedara un poco con mi hija mientras yo iba a casa a tomar algunas cosas. Repasé la lista de amigos y, entre los que tiene hijos pequeños y no los pueden dejar sólos y entre los que estaban trabajando sólo me quedaba una amiga candidata para venir. Ella no contestaba al teléfono así que tampoco me valía. 

Mientras pensaba en qué hacer llamé a Chico para contarle la situación. "Llama a mi familia" me dijo. Os podéis creer que no habían pensado en ellos? Por qué? Pues porque, por desgracia, no los considero ni mi familia ni parte de mis amistades. Hablar de ellos me daría para muchos post pero es mejor que lo dejemos y nos centremos en lo que estamos. 

El post lo he titulado así porque, en ese momento, cuando decidí pedir ayuda a los Apolíticos, de verdad que tuve un momento de optismo y confianza en que ellos estaban allí para apoyar. Al fin y al cabo mi hija sí es parte de su familia, le he enseñado a darles besos a todos cada vez que los ve, les muestro fotos suyas para que sepa sus nombres, la llevo de visita para que se conozcan, le hablo de ellos...en fin, que he intentado que haya una relación de cariño, de afecto, de familia. 

Y, bueno, fue un disgusto anunciado porque una es tonta y se cree que la gente va a cambiar y que va a ser como uno quiere que sea. Porque al final soy una intolerante que no acepta los cambios y quiere ver lo que ha visto toda su vida.

Qué he visto toda mi vida? Que cuando uno se pone enfermo se le llama varias veces para ver como está; que llama a todos los familiares para decir que Menganito está ingresado/enfermo; que se le visita en el hospital; que se le pregunta si necesita algo; que se le lleva algo para comer, leer, pasar el tiempo, flores, algo. 

Qué es lo que hacen aquí? No llamar para no molestar, no visitar para que descanses y no llevar nada porque en el hospital te dan de todo. 

Eso es exactamente lo que pasó. El jueves, día del ingreso, conseguí que viniera mi cuñada y se quedara con Plastilina. No fue más de una hora en total. El viernes llamó mi suegra para decirme que vendría el sábado. El sábado llamó otra cuñada y la mujer de mi cuñado para saber cómo estaba Plastilina. El sábado vinieron mi suegra y mi cuñada (la que había venido al jueves) con una vaquita de peluche para mi hija. El domingo se presentó mi cuñada número tres que había llegado el día anterior de viaje. De todos, ésta fue la única que me preguntó si necesita algo y si quería que me trajera algo de comer (tengo que añadir que le acababa de decir lo poco que se comía en el hospital). 

El resto nada. El lunes mandé un sms a dos cuñadas para decirles que nos íbamos a casa. El resto no me llamó para saber si ya estaba mejor la niña y si estábamos en casa. 

Cinco días sóla en el hospital, sin salir de allí, con mi hija con los ojos tan hinchados que casi no veía (al día siguiente de llegar tenía los dos infectados), preocupada porque la cosa podía ponerse peor y las únicas personas que estuvieron allí para ayudarme fueron amigos,. Amigos a los que les agradeceré en el alma su preocupación y cariño. Ellos sí son más familia mía que aquellos que comparten sangre con Plastilina. 

Ah bueno, que lo mejor son los 3 sms en total que me envió Chico en 5 días y las 0 llamadas que recibí de él porque estaba en el extranjero y le salía caro llamar. No comments. 

Como decía antes, me doy cuenta de que no soy tolerante porque me niego a aceptar que ésta actitud tan austriaca sea " cultura" y me niego a que a mi hija se le pegue nada de eso.

martes, 11 de junio de 2013

Mi doble fantasma

Dicen que los niños aprenden por imitación, es decir, que aprenden lo que ven que hacen otros. En ese caso mi hija tiene una doble madre por ahí, una que sólo ve ella y de la que copia cosas porque si no cómo se explica que: 
  • se vuelva loca con los zapatos. Creo recordar que "zapato" fue de las primeras palabras que aprendió. Le encanta ir al cajón donde los guardamos y rebuscarlos y sacarlos y probárselos. Muchas veces ella es la que tiene que decidir cuáles se pone y se los tiene que poner antes de salir de casa (en Austria, los zapatos se dejan en la puerta). En su guardería, cuando la recojo, tengo que subirla rápidamente al carrito porque si no empieza a ponerse el primer zapato que pilla y luego no hay manera de quitárselo.
  • quiera elegir su ropa.A ser posible con algún gatito, pajarito, perrito...cualquier animal. Esto no pasa siempre, claro, pero como vea el cajón de la ropa abierto allá que echa la mirada y dice que "no" a cualquier prenda que yo quiera colocarle. Tiene que ser la que ella quiera.
  • le chiflen las cremas. Las del cuerpo, las de la cara, las de sol...es más, antes de salir incluso pide éstas últimas. Y no se conforma con que se las pongamos, no, a ella le gusta meter en dedo en el tarro, tomar un buen pegote y, hala, a encremarse.
  •  se esté volviendo adicta a los ganchillos. Esto aún no lo tiene muy decido porque unos días le gusta que se los ponga y otros no los quiere ni ver. Pero ha pasado de no tolerarlos para nada a pedirlos. 


    Bien, y ¿ por qué digo que esto no tiene explicación? Bueno, pues porque yo no hago nada de eso. Los zapatos me los pongo porque no me queda otra si no saldría de casa sin ellos. Tengo un pie bastante grande y apenas encuentro de mi número, con lo cual, es un suplicio comprármelos. No es la prenda a la que más atención le preste, la verdad.
    La ropa, pues sí, claro que me gusta ir mona pero, sinceramente, si voy al súper no le doy muchas vueltas a lo que me voy a poner. 
    La única crema que intento ponerme regularmente es la de la cara. Y sólo me acuerdo de la de día. Tengo muchas para el cuerpo pero pocas veces las uso. 
    Siempre llevo el pelo suelo, ni moño, ni coleta, ni diademas...como mucho un triste ganchillo negro de los de abuela para sujetarme un mechón del flequillo. 
    Ah, bueno, y lo que sí que no hago es lo que hizo Plastilina ayer: meterse papel higiénico debajo de la camiseta y decir "tetas"

lunes, 10 de junio de 2013

Pataletas

Pues ya están aquí. Las temidas pataletas ya han llegado y, según me han dicho, están para quedarse por una buena temporada. 

Empezaron la semana pasada de forma un poco sútil: un poco de llanto injustificado, una retahíla de "no-no-no-no-no", una mano un poquito larga que acaba en alguna parte de mi cuerpo, etc. 
Primero pensé que era mal humor, que había sido por el mal tiempo, por la fiebre...intenté justificarlo de mil maneras. Pero, cuando Plastilina  se tiró al suelo en mitad de la calle, pataleando, gritando y con mocos saliendo a raudales por su nariz sin razón ninguna, así de pronto, me dije que aquello no era ya normal. 

Desde entonces estos episodios de "niña-poseída-por-un-monstruo-chillón" se han repetido con distintas intensidades. Y yo no sé qué hacer. La verdad es que me pone muy nerviosa, se me acelera el pulso, se me sube la sangre a la cabeza y siento de todo: cabreo, frustración, nerviosismo, vergüenza, miedo, inseguridad, etc. Dice una amiga que es normal y que es la fase típica de los dos años así que no debo preocuparme. Sólo hay que decidir cómo salir del paso.

Y en eso estoy, en ver cómo aguanto ese chaparrón. Porque hay muchas teorías sobre lo que se debe hacer. Que si hay que ignorarlos, que hablarles normal, que llevárselos a otro lugar, que castigarlos, etc.

En fin, que si alguna madre caritativa lee ésto y me puede dar algunos consejos...pues le estaría muy agradecida. Mientras tanto investigaré por aquí y por allá a ver si me decanto por una u otra estrategia.

viernes, 7 de junio de 2013

Nervios de acero o ataque de nervios?

Ayer fue de esos días en los que una no da para sustos. Primero, Plastilina con fiebre sin saber de qué. Segundo, en el ascensor se pilla toda la mano con la puerta y no hay manera de sacarla. Tercero, se mete en la boca un tapón de un tetra park y casi se me ahoga. Cuarto, se pegó con la puerta de la nevera. Quinto, se pegó con la mesa del salón. 

Y qué hago yo? Cómo reacciona esta madre ante estas situaciones? 

1) Me espero al tercer día de fiebre para llevarla al médico a que me digan que no sabe qué tiene.La doctora me dice que espere un día más a ver cómo evoluciona. Lo comento con amigas y, la mayoría, me recomiendan que la lleve al hospital. Yo, con mi pachorra característica, decido esperar. Hoy no tiene fiebre y ha dormido estupendamente. 

2) Me pongo como una histérica a probar de todo: tiro de la mano, tiro de mi hija, tiro de la puerta...al final un rayo de inteligencia asoma y me dice que retire a Plastilina del sensor para que la puerta pueda abrirse y así liberar la manita de mi nena. 

3) Mi parte enloquecedora vuelve a aflorar y grito y me pongo nerviosa mientras que intento sacar el maldito tapón de la boca. Mientras, la vida sin mi hija pasa por mi mente. 

4) La agarro, la consuelo, le doy besitos, pobre, pobre, pobre, mi niña...

5) Qué? Otro golpe? Hija, que torpe estás hoy. Un momento que se me queman las lentejas. 

Ya en la cama, en frío, me puse a pensar en qué tipo de madre soy y en cómo suelo manejar las situaciones de accidentes. Y llego a la conclusión de que aún tengo que mejorar mucho porque, o bien me confío en que nada malo va a pasar y no veo los peligros, o bien el pánico me vence y no actúo con sangre fría.

Según dice mi madre esto de los golpes, caídas y demás sólo acaba de empezar así que más me vale espabilarme un poco.

domingo, 2 de junio de 2013

Visita de la abuela

Esta semana tenemos a mi madre en casa! Eso quiere decir mucha comidita rica, remendones de descosidos, más limpieza y orden y más horas de sueño. Un placer!

La pena es que el tiempo esté siendo un auténtico desastre (con inundaciones incluidas) y no podamos salir más. Pero, a pesar del gris del exterior, en mi casa brilla la luz. La luz de una SUPERMAMA, así, en mayúsculas. 

Qué os voy a contar de esas madres a la antigua que hacer las mejores sopas, que con dos cosillas te hornean un bizcocho que es la envidia de todos esos nuevos cup cakes tan de moda, que saben remedios para todos los males, que tienen una paciencia infinitiva, que te regañan como si aún tuvieras cinco años, que se quedan con los nietos para que los papás duerman un poquito más, que son las mejores abuelas. 

Y, teniendo aquí a mi SUPERMAMA no puedo evitar comparar. Sé que no está bien, que cada persona es como es y todo eso pero...es curioso ver cómo mi madre, que vive a casi 3.000 kilómetros de distancia, ha hecho más cosas con Plastilina que su Oma (abuela en alemán) que está a 30 kms. 

Para empezar la Oma no ha cambiado ni un pañal, no le ha hecho ninguna papilla o biberón, no le ha contado cuentos, no la ha dormido, no le ha limpiado la nariz, sólo ha desayunado y cenado una vez, no ha jugado con ella, no le ha hecho cosquillas, no le ha hecho madalenas, no la ha peinado ni bañado...y así una larga lista de "noes". 

Oma es una mujer agradable, es buena, hospitalaria a su manera, me ha aceptado en su familia de muy buena gana, se ve que quiere a Plastilina y se alegra mucho cuando vamos a verla. Sin embargo, no puedo sentirme un poco triste cuando pienso que mi hija se está perdiendo muchas cosas buenas de mi madre.

La suerte es que podemos ir bastante a España a visitarla y que mi madre es muy lanzada y le encanta venir a vernos. Así que, al final, haciendo cuentas, Plastilina pasa más tiempo al año con su abuela que con su Oma. Un tiempo que, no sólo es mayor en cantidad sino también de una calidad estupenda.

domingo, 26 de mayo de 2013

22 meses!

Plastilina ya tiene 22 meses. Increíble. Suena a tópico pero es la verdad: el tiempo pasa volando.
Ahora ya no es un bebé sino una niña pequeña y cada día es una auténtica aventura. Intento captar cada momento, con una foto, con una anotación, con este blog pero los recuerdos se acumulan y se olvidan. 

Por eso hoy me gustaría hacer una pequeña descripción de cómo es ella ahora mismo para que poder recordarlo cada vez que quiera.

Descripción física

Plastilina es grande para su edad. No sé muy bien cuánto mide pero usa ropa para niñas de 2 a 3 años. Pesa más de 13 kilos y calza un 23-24. Hasta ahora le he cortado el pelo unas cuatro veces y no sé muy bien si dejarle el pelo largo. El flequillo es lo que da más que pensar porque, hasta que le crezca le va a molestar para ver pero, como no siempre se deja pone un ganchillo, lo veo bastante práctico.

Carácter

Es muy, muy cariñosa, le encanta dar besos, achuchones y, por supuesto, que se los den a ella.
Es simpática y siempre dice "hola" a todo el que se cruza en la calle.
Por la mañana se despierta con una sonrisa y de buen humor. No pasa lo mismo después de la siesta porque asoma con muy mal humor.
Es buena con otros niños y muy pocas veces le ha pegado a alguno. Está entrando en la fase del "mío" y ya no es tan fácil que deje sus cosas pero, aún así, suele compartir.
Es tranquila. Se queda quita cuando le limpias la nariz o las orejas, le cortas las uñas y el pelo, le pones crema, le quitas algo del ojo o del pelo. Incréible.
Es muy alegre y le gusta mucho cantar y bailar.

Gustos

Le encanta que le ponga crema, le vuelven loca los zapatos, se pasa ratos pintando con su padre, no se cansa de mirar libros y de que le contemos historias.
Ayer empezó a "hablarle" a su muñeca, le cambió el pañal, le contó un cuento, la peinó...toda una mamá!.
Es bastante callejera y cuando le digo que vamos a salir le falta tiempo para ponerse los zapatos y abrir la puerta. 
Del parque, lo que más le gusta, es el columpio. Se enfada cuando está ocupado y hay que distraerla hasta que está libre. 
Con la llegada del buen tiempo ha descubierto el helado y, si por ella fuera, todos los días habría uno. Cuando lo toma en tarrina se lo come muy bien pero en cucurucho es más difícil porque sólo lo agarra y no se lo come. Acaba derritiéndose y me lo tengo que tomar yo. 
Para comer es muy buena. Come con mucha gana pescado, pasta, arroz, carne, garbanzos, sopa, plátanos, pasas, yogures...la verdura también le gusta aunque no siempre se la come. 

Rutina

Se despierta a las 6 y lo primero que hace es pedir leche con cacao. Creo que sería feliz tomando sólo eso todo el día. No hay manera de que coma nada más así que yo desayuno y ella mira. Después jugamos un poco, nos vestimos y, depende del día, vamos a la guardería. Ahora mismo sólo va tres días en semana de ocho a 12. Allí come a las 11.30 así que cuando la recojo ya ha comido. 
Volvemos a casa, se echa una siesta y a eso de las 2:30 ya estamos en la calle. Casi todos los días vamos al parque aunque nieve, haga frío o calor. Si llueve buscamos un plan B o nos quedamos en casa.
La merienda suele ser en el parque y consiste en fruta, zumo y pan. Como siempre quedamos con amigas solemos compartir lo que cada una lleve. Muchas veces Plastilina no se come lo que yo llevo sino lo que "pilla" de alguna mamá. 
Volvemos a casa cerca de las 6. Mientras juega con su padre yo preparo la cena y a eso de las 6:30 estamos ya cenando. Después suele venir el baño, jugar un poco y la rutina de dormir: leche con cacao, cuento, lavarse los dientes y, sobre las 8, a la cama. 

En fin, esto es una mínima parte de todo lo que es ella y cada día me alegro más de poder conocerla. 

martes, 21 de mayo de 2013

El que faltaba

Chico siempre ha sido muy deportista. Ha practicado el fútbol, el esquí, la escalada, ha hecho jogging, siempre va en bici...Total, que es un hombre que está en forma. Su problema es que, ya no es un chavalín de 20 años y que todo lo que hace se lo toma en serio. Es decir, él no da un paseo en bici no. El practica el ciclismo. El no va a nadar, no. El practica la natación. El no echa una partida de fútbol con los amigos, no. El quiere demostrar que Austria tiene potencial futbolístico. 

A qué viene esto? Pues a que el otro día se fue a jugar al fútbol y llegó lesionado. Se ha hecho no sé qué cosa en el pie y ahora le han dado 6 días de baja. El problema es que no es la primera vez porque ya tuvo una operación de hombro y otra de rodilla, esguinces, torceduras, etc. Y gente, qué queréis que os diga, me cabreé. 

Primero, porque no me gusta que esté dolorido. Segundo, porque ayer lunes y hoy martes han sido festivos en Austria y, por tanto, teníamos un fin de semana largo preparado con muchas actividades de las cuales, of course, no hemos hecho nada. Y tercero...porque acababa de estar una semana de enfermera de Plastilina y ahora me tocaba seguir siéndolo. 

Ay! Cómo me tocó la moral! Yo no sé el resto de los hombres pero, los que yo he conocido, son unos muy malos enfermos. Parece que se les va a caer el mundo y que están medio agonizando. No quiero entrar en charlas sexistas pero...mi experiencia es que las mujeres aguantamos más. 

Menos mal que ayer parece que a Chico le vino una revelación y me dijo que, no me lo puede prometer, pero que cree que va a dejar el fútbol. Será porque Beckham también lo deja?

miércoles, 15 de mayo de 2013

El que avisa no es traidor

La semana pasada, cuando Plastilina estaba enferma, mandé un mensaje a la directora del jardín de infancia para decirle que no iba a ir el viernes. Como lo estaba escribiendo en alemán iba leyendo en voz alta lo que ponía para que Chico me corrigiera por si metía la pata. Cuando llegué a la parte donde explicaba lo que tenía Plastilina el papá va y me dice que eso, a ellos, no les interaba y que yo no tenía por qué decirlo. En ese momento pensé: "pues sí, es verdad". También me dije: "los austriacos se comunican menos, son más reservados, así que no hables de más".  Total, que no lo puse.

Este lunes, que Plastilina estaba ya recuperada, la llevé de nuevo y le dije a la señorita que había estado enferma, que no había comido nada desde hacía casi una semana y que, si no tenía ganas de comer, pues que la dejaran tranquila. Ah, y le dije que había tenido estomatitis (o como sea que se llame en español ese virus). 

Esa tarde, hablando con dos amigas, me liaron la bronca por no haber dicho en el mensaje lo que le pasaba a Plastilina porque es deber de madre comunicar a las demás que tu hijo tiene algo contagioso y así puedan estar atentas. Jolines, es que a veces una piensa en mil cosas y otras no piensa en nada. 

Y es que es así, si el lunes, que fue el día que Plastilina empezó con la fiebre y las pompillas en el trasero, alguien me avisa de que en la guarde hay algún caso de enfermedad hubiera tenido los ojos más abiertos a las señales. En lugar de eso pensé que serían los dientes  y tardé tres días en ver qué le pasaba realmente. 

Mis amigas, que han estado al tanto de todo, van a estar una semana mirando con lupa cada pupa, roncha, ampolla, rozadura, etc que les salga a sus críos por si Plastilina les ha pegado algo. Es más, hoy en el grupo de juego han dicho que otro niño está enfermo de eso (niño que es compañero de mi hija) así que estas mamás también estarán alerta. Es más, en mi caso no, pero en las guarderías de mis amigas tienes que llevar una justificación del médico diciendo que ya ha pasado todo y que no hay riesgo de contagio. 

Total, que sé que es una faena cuando tienes que quedarte en casa cuidando de tu peque pero es importante que pensemos en las demás madres y, más que nada, en los demás niños para intentar evitar en todo lo posible que ellos también lo pasen mal.

 


lunes, 13 de mayo de 2013

El remate del tomate

Por si no fuera poco estar una semana sin apenas dormir, sin comer, con fiebre, de mal humor y con dolor a Plastilina no se le ocurre otra cosa que meterse una piedra en la nariz. Muy fuerte!. La saco un momento al parque para que tome aire y regreso  llevándola en brazos hecha un mar de lágrimas. 

Resulta que cuando estaba sentada en su carrito, tranquila, de regreso a casa de pronto se puso a llorar como una loca. La agarré porque ese llanto no era normal y se me abrazó con tal fuerza que mi luz de alerta de encendió. Eso que se le llama instinto de madre y que, en mi caso, suele estar más de vacaciones que trabajando, me dijo que tal vez se hubiera metido una piedra en la nariz. A ver, también me ayudó a llegar a esa conclusión una pequeña piedra que Plastilina tenía en la otra mano.

Miré por si veía algo pero nada. Intenté limpiarle la nariz que estaba moqueda de tanto llanto y no me dejó. Tengo que aclarar que Plastilina es única en lo que a limpieza de nariz, orejas y ojos se refiere: le encanta, se queda quieta, quieta y es una tarea bastante fácil. 

Al llegar a casa seguía igual, penosa y sin dejar que le tocara la nariz. Cuando Chico llegó de visitar a su madre (ayer fue el día de las madres en Austria) le comenté lo que me rondaba por la cabeza. Le volvimos a mirar y nada. 

En esto que se puso a llorar por no sé qué cosa y de pronto le salió de la nariz cual torpedo ultrasónico:  una piedra!" O, como se dice en mi tierra, un chino! Y no era pequeño. De hecho no estoy segura de que pudiera entrar en mi nariz así que no sé cómo consiguió Plastilina metérse eso en la suya que, por cierto, es bastante pequeña. 

Ahora, ese objeto intruso está bajo llave en el cajón de los recuerdos para mostrárselo cuando sea mayor. Y es que, eso de que hay que tener mil ojos con los peques es una gran verdad. 




viernes, 10 de mayo de 2013

Sueño roto

De pequeña siempre quise ser espía. Jugaba a que tenía que observar al "sospechoso", hacerme pasar por alguien que no era, mentir cuando me preguntaban, etc. Todavía hoy me vuelven loca las películas y series de espías y sigo pensando que podría haber sido una muy buena. Bueno, cambiemos el verbo y pongámoslo en pasado" pensaba". Porque anoche me di cuenta de que no, de que ese no sería un trabajo para mí. 

A ver, mentir e improvisar se me da de escándalo, soy observadora, me fijo en los detalles, puedo ser buena actriz pero...en cuanto me pillaran y me torturaran una noche sin dormir me ponía a cantar la información en menos de un minuto!

Es que llevo ya cinco noches seguidas siendo despertada cada media hora por el llanto de Plastilina y tengo los nervios a flor de pie. Es lo peor que le pueden hacer a alguien: no dejarle dormir. Es horroroso cuando notas como ya entras en esa fase previa al sueño, cuando estás toda relajada y sabes que ya, que ya vas a caer...y....de pronto: maaaaaaaaami!!!! Ay, me mata!

Lo peor es que me crea un mal humor que no puedo controlar y, aunque normalmente tengo paciencia, ahora se me acaba en cuanto empieza un llanto. Termino perdiendo los nervios y le grito a la pobre de Plastilina. Luego se me cae el alma a los pies cuando la miro porque la pobre sé que no lo hace a propósito y sé que lo que más necesita es a su mamá y no a un monstruo chillón y antipático.  

En fin, hoy ha dicho Chico que lo peor ya ha pasado y que esta noche seguro que la va a pasar bien. Eso espero, tanto por mi salud mental como por Plastilina.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Duda resuelta

Hace pocas horas escribía que Plastilina se encontraba mal y que yo no estaba segura de si era de los dientes o no. Bueno, pues ya sé de qué se trata: estomatitis. Algo que no había oído en mi vida! Resulta que es un virus del que todos somos portadores pero que sólo se activa cuando el sistema immunológico está bajo. Sus síntomas son fiebre alta y pompas o ampollas en la boca, lengua, manos, pies y en el culete. 

Todo eso es lo que tiene Plastilina. La alarma me sonó cuando no quiso comerse ni un piquito de pan, algo a lo que nunca dice no. Entonces me fijé y vi algo blanco en la punta de la lengua: ampollas. Eso ya no podía ser de los dientes! 

La llevamos al hospital y allí nos dieron el diagnóstico. Tiene que estar en casa hasta que se le pase, tomar supositorios para la fiebre, una analgésico para las pompitas de la boca y, sobre todo, beber. Si no conseguimos que beba litro y medio entonces tenemos que llevarla al hospital para que le den líquido por vía intravenosa porque se puede deshidratar. 

Algo que no creo que pase porque ya lleva casi un litro entre agua y leche. Parece que le están sentando bien los medicamentos porque está mucho más tranquila y de mejor humor. 

A ver qué tal pasamos la noche!

Otra vez con fiebre

Ya no sé a quién creer, si a los que dicen que cuando salen los dientes duele o a los que dicen que eso es un mito. El caso es que Plastilina lleva dos noches con fiebre y hoy no para de babear, de llevarse el dedo a la boca y de decir: pica!. 

Está llorica, pesada, caprichosa,malhumorada...así que, síntomas premenstruales no puede ser con lo cual...creo que me quedo con que le duelen los dientes.

Esta mañana, después de una noche de lloros y "mamis" por aquí y "mamis" por allá no aguantaba más de cansancio así que he llamado a Chico de un grito y le he pedido que se llevara a Plastilina. He dormido como una hora más pero siempre escuchando de fondo a la mosca cojonera "mami, mami, mami". Al final me he levantado porque seguir en la cama tenía poco sentido. 

Lo primero que me dice Chico es que él también está despierto desde las cuatro. Ya, claro! pero él duerme fuera y no tiene un disco rayado a cinco mílimetros de la oreja que le grita constantemente. Así que eso no cuenta como "qué pena doy". 


lunes, 6 de mayo de 2013

Momentos mágicos

Ultimamente aparecen mucho por mi vida. Será que tengo los ojos bien abiertos por si pasan? No sé, el caso es noto cuando están a punto de pasar. Como cuando sientes que viene una tormenta. Igualito. Intuyo que se aproximan y me preparo para estar bien alerta cuando lleguen. Y...ahí están: los momentos mágicos!

Son aquellos momentos en los que Plastilina, de pronto, te da miles de besos y de abrazos, te llama "mami", te mira a los ojos de una manera profunda como diciéndote que te quiere. Y tú, la miras también y te preguntas cómo puedes tener tanta suerte de tenerla.

Esta mañana ha sido como un huracán lleno de esos momentos. Parece que se ha levantado con la mamitis subida porque no ha parado de achucharme y de besarme toda la cara. Estábamos en el sofá, empezando la mañana tranquilamente, Plastilina tenía la cara de churretes, entre el cacao, los mocos, las lágrimas secas de la noche estaba para meterla en la ducha y darle un buen baño. De pronto, así abrazaditas, nos hemos quedado mirando y he sentido, con toda su fuerza, eso tan famoso que es : el amor de madre.

viernes, 26 de abril de 2013

A mamá "ven"

La gente, cuando sabe que Plastilina es medio española medio austriaca, dice que es una suerte que vaya a ser una niña bilingüe: como si estar en contacto con dos idiomas te asegurara hablar ambos! La realidad es que supone un esfuerzo constante para que una lengua no acabe devorando a la otra. Porque, en la mayorís de los casos el hijo acaba entendiendo la lengua de la madre pero no la habla. 

Yo tengo muy claro que Plastilina va a saber mil veces mejor alemán que español pero también que haré lo que sea para que no sólo chapurre mi idioma sino que lo hable lo mejor que se pueda. No lo hago para que el día de mañana tenga más facilidades laborales o para que pueda viajar por toda Latinoamérica mochila en mano sin necesidad de diccionario. Lo hago sobre todo para que hable con mi familia.  No pienso estar de traductora simultánea cada vez que vamos a España o cuando llamemos a la abuela.

Esta, por cierto, parece que tiene un trauma con que la niña hable los dos. Ya desde que nació y oía a Chico decirle "subanestrujenbajen" ella me miraba y me decía: " Pobre criatura, si no sabrá lo que le está diciendo!". Con dos semanas no sabía ni lo que le decía su padre ni lo que le decía yo. Ella sólo sabía que quería teta y punto.

El otro día volvimos a tener un comentario de ese estilo. Yo estaba muy orgullosa porque había conseguido que Plastilina en lugar de decir "komm" me dijera "ven". Ella estaba en la trona jugando a lo que está siendo el juego de la semana: abre y cierra el cinturón de la trona. La verdad es que ha conseguido dominarlo casi mejor que yo. El caso es que yo estaba planchano y ella sentada en su trona liada con el cinturón. Cuando se cansaba de que no le saliera me decía "mama, komm". Yo iba y la ayudaba. Así hasta que a la tercera o cuarta vez mi botón de mi-hija-hablará-español-porque-lo-digo-yo se encendió y me dije: nanai de la China, esto lo paro antes de que siga con el alemán conmigo. Me planté delante y le dije: No, no, a mamá komm no, a mamá, ven (con gesto de ven incluido). Pues oye, lo pilló al vuelo. A partir de entonces no salió un "komm" más de su boca. Claro, que me pasé la siguiete hora escuchando "men, men" (es que bien, bien, aún no le sale) cada dos minutos.

Todo esto venía a lo siguiente: le cuento a mi madre mi victoria y va y me dice: "Pero hija, pobre chiquilla, la vas a volver loca, qué te hable como quiera" Ya, claro, y cuando te diga a ti: "Oma, ich will keine Kroketten mehr" qué hacemos?



martes, 23 de abril de 2013

Leyendo libros

El otro día una amiga que está en mi misma situación, extranjera casada con austriaco, me decía que tanto su hija como su marido se ríen cuando le lee cuentos en alemán. Y claro, yo le pregunté que por qué leía en alemán y no en español que es su lengua materna. Me dijo que porque los libros están en alemán.  ¿Y? Los míos están en inglés, en alemán, en español y, creo, que tengo uno hasta en frances (idioma que para nada hablo). ¿Cuál es el problema? Yo todavía no le leo libros a Plastilina lo que hago es comentarle los dibujos, le explico lo que vemos, lo que hace el mono, la cara que pone el elefante, etc. A Plastilina le encanta y ella misma colabora "leyendo" también. 

Chico, sin embargo, tiene otra táctica: va señalando con su dedo el texto y leyéndolo en voz alta. No se salta ni una palabra (cuadriculado que es).  De hecho, a veces, Plastilina me toma mi dedo y lo pone encima de las letras, me imagino que esperando a que yo haga lo mismo que su papá.

A ella no parece importarle que cada uno tengo su método y se ajusta a lo que hay. Tengo claro que, sea como sea, a ella lo que le gusta es estar acurrucada con la atención de su padre o de su madre puesta en ella.

De nenas y leones

Ultimamente hemos descubierto un nuevo juego que a Plastilina le vuelve loca y que ayuda mucho a que aguante en el carrito: buscar nenas y leones. Sí, sí, como lo escribo. Resulta que el paseo que lleva de mi casa a la guardería tiene muchos edificios antiguos cuyas fachadas están decoradas con figuras de mujeres, angelitos, monstruos, etc. Así que nos pasamos todo el camino buscándolos. A veces incluso cambiamos de acera para que los pueda ver mejor.

Es muy divertido porque tengo que estar explicándole donde están: "arriba, encima de la puerta, al otro lado" con lo cual algo de vocabulario trabajamos y porque ella pone una cara muy concentrada que se le ilumina cuando encuentra por fin una nena. 

Siempre me ha gustado mirar edificios pero ahora les presto mucha más atención y me fijo en cosas que antes pasaban desapercibidas.


jueves, 18 de abril de 2013

Grupo de juego

Hace poco más de un mes que comenzamos nuestro "Grupo de juego" y ayer fue nuestra última vez. La verdad es que se me ha pasado muy rápido y estoy contenta porque me ha gustado más de lo que me esperaba. Sobre todo ahora puedo hablar con un poco más de conocimiento de causa de los famosos "Spielgruppen" al que todas las madres (casi siempre austriacas) se apuntan. 

Estos grupos consisten en mamás que van con sus nenes para jugar. Los hay de varias temáticas, musicales, de movimiento, de natación, etc. y para distintas edades (sobre todo para menores de 3 años). Se suelen hacer en lo que se llaman "Centros de padres y niños", son una vez a la semana, hora y media y cuestan unos 40 o 50 euros. 

El nuestro era de pedagogía motórica y aquí el punto fuerte era que los críos se movieran (algo que siempre hacen pero esta vez en grupo, dirigido por una pedagoga y pagando por ello). Nuestras sesiones, o como se llamen, eran así: primero todos nos ponemos en círculos y cantamos una canción de bienvenida donde se saluda a cada niño. En plan: "buenos días Plastilina, qué bien que estás aquí, te saludamos con pies y manos" (traducción adaptada del original por mí). Todo esto con unas voces sacadas de poco más que un coro. Qué bien cantan todos por aquí!

Después cantábamos una canción mientras corríamos por la sala haciendo cosas como agacharse, estirarse, dar palmadas, etc. Esta era la parte favorita de Plastilina porque todo lo que sea música le encanta. Es más, todo el rato quería irse a la radio para hacer de dj y darle al botón del play. 

Seguidamente jugábamos, o bien al juego del globo (en círculo, de la mano, hacemos como que soplamos y nos vamos estirando, estirando hasta que el "globo" explota) o bien a los aros (hoola hops en el suelo, bailamos por la sala y cuando para la música hay que entrar en uno y hacer algo tipo saltar, aullar, arrastrarse...). 

Y ya pasábamos a la fase "circuitos": que si una colchoneta para saltar, que si trepar por la espaldera, que si caminar sobre unas barras, etc. Los niños iban sin orden ni concierto de una cosa a la otra mientras que algunas madres (sobre todo al principio) les ayudaban y otras se reunían en corrillo para hablar con otras mamás (pasado un rato todas hacían esto). 

Al final de la clase venía otra canción:" El saco del molinero". Esta vez las madres, por parejas, tomaban una manta por las puntas, un niño se tumbaba en ella y las madres lo balanceaban cual saco de patatas mientras cantaban la canción del molinero. 

Y ya, lo último, último, era hacer de nuevo un corro y cantar una canción de despedida "qué pena que te vas, espero que estés contento, nos vemos otra vez, qué maravilla" (traducción y, sobre todo adaptación, de nuevo por mí misma). 

Tras tanto ejercicio durante una hora había que reponer fuerzas. Como para entonces ya era casi la hora de comer por aquí (las once) pues nos íbamos al salón del centro este de padres y comíamos. Nunca me enteré muy bien de cómo se organizaba esta parte el caso es que a mi mitad de curso me di cuenta de que a veces alguien llevaba pan y a veces otra mamá fruta. Así que yo también llevé cosas sanas para el grupo. 

Porque vamos, qué sano que hemos comido siempre: fruta, pan integral con mantequilla y mermelada, yogur, agua...y café para las mamás. Yo cada vez que veía a un nene comiendo un trozo de pan y otro trozo de plátano me acordaba de los recreos en España: donuts, bollicaos, pan con nocilla, galletas maría...lo que menos había era fruta!

A las once y media todas recogíamos y hasta luego. Nada de: nos vamos de tapitas? os apuntáis a una cervecilla en el bar de la esquina? a qué horas quedamos en el parque? No, no, que eso no se hace aquí. 

Haciendo balance del grupo pues...bueno...no ha estado mal. Plastilina se lo ha pasado bomba y eso es lo que cuenta. No ha hecho amiguitos nuevos (ni yo tampoco) pero no creo que lo eche de menos. Yo he aprendido un par de canciones, me he ahorrado la guardería un día a la semana y mi bolsa de aseo está llena de muestras gratuitas de champú, gel, leche hidratante, etc para  niños ( en serio que las daban gratis, lo ponía en el cartelito del baño y  no decía que no se podían tomar más de una).

En fin, que me veo yendo de nuevo en mayo cuando comience la segunda tanda. Más que nada para ver si me pega algo de esas voces corales. 




lunes, 15 de abril de 2013

Viaje de Semana Santa

Antes de que tuviéramos a Plastilina viajábamos mucho. Hemos hecho viajes cortos, largos, programados, a la aventura, a ciudades, a la playa...Cuando nos convertimos en una familia de tres nos preguntamos si sería posible compaginar esta pasión con tener una niña. 
Muchas de las madres que conozco dicen que no se puede viajar con niños y que estábamos locos si pensábamos que íbamos a poder ni siquiera hacer una excursión de un día a alguna ciudad. 
Al final nos decidimos por intentarlo y, si no funcionaba...pues tendríamos que esperar a que Plastilina fuera más grande. 

Y, bueno, tengo que decir que no ha sido y no es fácil pero que se puede, perfectamente ir de viaje con ella. Lo mismo que antes teníamos en cuenta los intereses y las necesidades de que cada uno (a mí me encanta patearme una ciudad mientras que Chico se harta andando; él se lee cada letrerito que encuentra en un museo y yo soy más selectiva; él quiere tranquilidad por la mañana y a mí me falta tiempo para salir a la calle ) ahora hay que tenerla en cuenta a ella también. Es decir, tenemos claro que vamos a madrugar, que hay que seguir los horarios de comida, que no pasaremos horas caminando, que hay que ir al parque o a un zoo, etc. 
Sobre todo hay que recordar que, lo bueno de un viaje, es que podemos pasar tiempo juntos y disfrutar de estar los tres en familia. 

Bueno, en realidad lo que yo quería contar es nuestra Semana Santa que, como se puede adivinar, la hemos pasado fuera. Estuvimos toda la semana en Alemania porque al estar justito al lado podemos ir en tren. 

Y es que el tren es, con diferencia, el mejor medio de transporte para ir con Plastilina. Para empezar hay vagones especiales para niños. Algunos tienen un pequeño "cine", otros un área de juegos, otros son más amplios que los normales y cuentan con cambiador y mesa. 
Después tienes mucho más espacio y puedes dar paseos. Ves el paisaje. Puedes hacer una pausa en el vagón restaurante. No hay límite de equipaje. En fin, un placer!.

Lo de no tener límite de equipaje es lo que más en serio nos tomamos porque parecía que nos mudábamos para siempre. Llevábamos una mochila con juguetes, una con pañales y ropa extra, otra con comida (tortilla de patatas incluida), otra para entretener a los mayores (que si ebook, que si portátil, que si revista). Eso mas dos maletas mas el carrito.

La pobre de Plastilina no eligió mejor momento para ponerse enferma que ese día. Le dió mucha fiebre y tos. Así que pasó la mayor parte de las ocho horas adormilada en mis brazos. Qué pena daba verla! Pero qué viaje más tranquilo!

La fiebre le duró dos días más y la tos aún la lleva arrastrando con lo cual este viaje ha incluido una visita al pediatra, una compra en la farmacia, horas extras de imsonio y muchos pañuelos de papel. Ah, y mis ojeras han aumentado considerablemente. Pero bueno, eso que dicen que los niños incluso enfermos tienen energía es verdad y Plastilina ha seguido

En líneas generales puedo decir que Austria está mucho mejor preparada para viajar con niños que Alemania. Aquí es más fácil encontrar tronas en los locales, cambiadores en los baños, ascensores en las estaciones de metro y tren, locales con zonas para niños o incluso cafeterías para familias.Creo que no sería mala idea investigar un poco antes sobre estas cosas para que así la visita se haga más fácil. En mi caso no lo hice pero lo tengo apuntado para la próxima vez.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es el tipo de alojamiento. Estuvimos pensando mucho si tomar un hotel o alquilar un apartamento. Al final nos decidimos por lo segundo ya que es más cómodo tener una cocina en la que calentar el biberón de Plastilina que tener que estar saliendo a la calle a las 6 de la mañana en busca de una cafetería. Y sí, fue una buena decisión porque así pudimos desayunar y cenar a nuestro antojo. Creo que es algo que volveremos a repetir.

Lo que sí hemos descartado por completo para futuros viajes es ir a una ciudad entre octubre y abril. Es decir, a no ser que vayamos al caribe Chico dice que se niega a ir a cualquier sitio porque siempre pasa frío. Sí, esta vez le doy la razón porque, la verdad, es que nos hemos congelado. Sobre todo la pobre de Plastilina que llevaba tanta ropa encima que a penas se podía mover en el carrito.

Total, que he hecho una lista para que no se me olvide la próxima vez qué es bueno hacer y qué no, qué hay que considerar y qué hay que planear bien, bien, bien antes de coger los bártulos.







martes, 19 de marzo de 2013

Día del padre

Hoy los blogs de mamás se llenan de entradas sobre papás y yo, como no podía ser menos, también quiero dedicar unas líneas a este tema. 

En mi casa el día del padre ha sido muy importante. Primero porque, haciendo cuentas, tenemos siete en la familia. Y segundo porque el nombre de José está tres veces presentes, incluyendo a mi padre.
El siempre ha sido el homenajeado, más que el día del padre era el día del patriarca. Porque, sí, se felicitaban a los demás pero como algo circunstancial. Lo que de verdad se celebraba, y por todo lo alto, era el día del "Papi".

Hace ya unos cuantos años que nos dejó y este día ha pasado a ser uno un poco triste. Nos acordamos mucho de él, de las comilonas en el patio o comiendo pescaíto en la playa. Es cierto que cada día le echo de menos pero hoy más aún. 

Desde que Plastilina llegó esta fecha vuelve a ser especial, vuelve a llenarse de celebración, de alegría...aún no hacemos manualidades para Chico, ni regalos, ni grandes comidas pero ya llegarán. Iré llenando su cabecita de buenos recuerdos como los que yo tengo. 

Ella además tendrá la suerte de poder hacerlo dos veces al año. Sí, sí, dos veces. Una en marzo, como en España, y otra en junio como en Austria. ¿No somos una familia bicultural? Pues tendremos "bifiestas de guardar". Por supuesto yo también que, gracias al calendario, el día de la madre tampoco coincide en los dos países. 

lunes, 18 de marzo de 2013

Reto 150 palabras: Educación, caracol y violeta

Un día de mucho viento Ramón el caracol volvía a casa intentando que su sombrero no saliera volando por los aires. Decidió hacer una pausa detrás de una roca. Cuando encontró refugio y mientras esperaba a que pasara el vendabal oyó un grito. Asomó uno de sus largos ojos y vio que se trataba de Violeta, la seta. La pobre estaba casi arrancada del suelo y luchaba por mantenerse de pie. Ramón, que era un caballero de muy buena educación, no se lo pensó dos veces y salió en su ayuda. 
Apoyó su redonda y firme casa en Violeta y lenta pero firmemente empujó hasta que consiguió enderezar a la pobre. 
Juntos esperaron hasta que el viento pasó. Violeta estaba tan agradecida que le regaló a Ramón uno de sus lunares violetas para que él pudiera adornar la fachada de su casa.





150 palabras es una entrega dominical, creada por Marta, (DiarioDeAlgoEspecial) de una microhistoria o microrrelato, con la que podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad, y enfocada a los niños. Te daré tres palabras de inicio, y habrá que crear un cuento. ¡de 150 palabras!
Después no te olvides de enlazar con el link aquí debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar.
Para conocer cómo nació esta idea de 150 palabras y las reglas, puedes hacer click aquí.
1. 
10. 

2. 
11. 

3. 
12. 

4. 
13. 

5. 
14. 

6. 
15. 
anya  

7. 
16. 

8. 
17. 

9. 
18.