miércoles, 12 de diciembre de 2012

Adios a una etapa

Llevamos ya dos días sin darle el pecho a Plastilina así que parece que el destete ya mismo va a ser oficial. Como ya me insinuaban algunas madres me iba a dar pena dejarlo y...es cierto.

Sé que lo voy a echar de menos porque esos momentos de estar las dos tranquilas, en el sofá, mirándonos a los ojos, con su manita en mi pecho...son impagables. Me han servido para mirarla y remirarla y así conocer cada detalle de su cuerpecito. He podido tener la excusa perfecta para descansar y desconectar de todo por un tiempo. Ha sido la forma más fácil y natural de calmarla. La más tranquila de dormirla.

Por qué lo dejo entonces si tanto me gusta? Porque ya son 16 meses dándole el pecho. Porque cuando estamos en la calle me resulta engorroso tener a una nena metiendo la mano por la camiseta. Porque ya tengo ganas de ponerme alguno de mis vestidos. Porque la espalda me duele, sobre todo cuando estoy sentada en la cama. Porque las noches cada vez se me hacen más pesadas de tantos despertares que tiene. Porque quiero dejarlo antes de que empiece a tomarle manía el dárselo.

En estas últimas semanas, cuando ya había comenzado el destete, me imaginaba cómo sería la última toma. Quería que fuera algo especial, como una despedida para recordar.

Cada noche, ya enfadada porque no había forma de que Plastilina se durmiera sin estar mamando, me decía: "vale, esta ha sido la última vez!" Pero, entre una cosa y la otra, volvía y volvía. Sobre todo para no dejarlo de mala forma.

Al final no ha sido ni tan dulce como había planeado ni tan abrupto como me estaba terminando de temer.

La última vez que ha mamado, oficialmente, fue al mediodía. Y fue una toma tranquila y agradable. Pero esa misma noche ya me puso otra vez de los nervios y empecé a dárselo. A los pocos segundos me dije que esa no era forma y paré.
Total, que cuenta como media toma.

En estos días ha intentado muy pocas veces buscarme el pecho y la hemos dormido entre Chico y yo siempre en la mochila. Porque claro, ahora se plantea el problema de cómo dormirla. Creo que seguiremos con la mochila un par de noches más y luego intentaré simplemente con los brazos.

Durante la noche tampoco hemos tenido mucho problema ya que, en los despertares que ha tenido, he conseguido que se volviera a dormir a base de abrazarla, tenerla cerquita o dejando que me pellizcara el pecho. Sí, parece que esa es la nueva forma de calmarse!

En fin, que estoy un poco nostálgica. Contenta, por una parte, y tristona por otra. Y, sobre todo, espectante por ver qué va a pasar de nuevo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario